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Sé optimista, sé inteligente

Sé optimista,  sé inteligente

Me describen los que me conocen como una persona optimista y apasionada en lo que hago y emprendo, asimismo el optimismo es una cualidad de la cual me siento especialmente orgullosa y que no dejo de entrenar cada día. Y ¿ por qué? Porque es bueno para la salud y aumenta mi felicidad y la de los que me rodean como corroboran diferentes estudios en la materia como los realizados por la psicóloga Silvia Russek especialista en esta temática:

“El optimismo nos ayuda a salir adelante en la vida, a resolver mejor nuestros problemas y a disminuir el sufrimiento, por el contrario, el pesimismo nos limita, nos impide ver con claridad y objetividad el problema y su solución, aumenta el estrés y la preocupación y fácilmente se lo transmitimos a la gente que nos rodea. No importa cuál de las dos actitudes aprendimos siendo niños, pero una vez que somos adultos ambas son una elección personal. Nadie puede obligarnos a ser optimistas, ni nadie puede impedirlo, mas que nosotros mismos”. Silvia Russek

Así, yo decido tener una actitud positiva, actuar siempre con una sonrisa y con el convencimiento de que ser optimisma y realista me ayuda a que todas las acciones que emprendo estén enfocadas hacia el progreso. También a creer en mis colegas y colaboradores, y lo más importante, en mi misma.

Personalmente esta actitud me ha ayudado a mantener la ilusión y la esperanza, consiguiendo mejores resultados y siendo más feliz; y creedme cuando os digo que no todos los escenarios o puntos de partida han sido y son idílicos… pero no importa, sigo pensando y trabajando para que mis sueños sean una realidad, disfrutando del camino.

“No esperes tenerlo todo para disfrutar de la vida, ya tienes la vida para disfrutarlo todo”

En este post quiero compartir mi visión sobre el optimismo a través de la experiencia de más de quince años en el mundo empresarial en los que he tenido la oportunidad de trabajar con multitud de perfiles, optimistas y no tanto.
Tuve y tengo el placer de colaborar con profesionales excepcionales con grandes capacidades y habilidades. , personas que ante las mayores adversidades en lugar de desmoronarse buscan alternativas y soluciones, las ponen en marcha y salen reforzadas de estas situaciones.

Y ¿qué tienen en común esas personas extraordinarias? La experiencia me demuestra que es su modo de afrontar la vida, estas personas deciden enfrentarse a ella de un modo optimista.

Existen organizaciones en las que su recurso más importante, LAS PERSONAS, son consideradas como números, como si de unidades de una fórmula matemática se tratase. Si esto fuese así, daría igual que persona hiciera determinado trabajo, el resultado siempre sería el mismo, y ¡nada más lejos de la realidad!.

Y ahí está la magia de la gestión de personas; más allá del número, de las funciones o de los conocimientos necesarios para desempeñar una misión, hay que valorar otros ámbitos que en mi opinión son los diferenciales: ACTITUDES Y VALORES.

En cualquier organización existen personas que suman, personas que restan y personas que multiplican.

  • Personas que restan porque formulan sus aportaciones como problema y no como solución, quejándose de todo. Son personas que critican, se victimizan son egoístas y siempre están de mal humor.
  • Personas que suman porque transforman su esfuerzo en valor y ejecutan un plan de acción. Son personas que sonríen, ayudan a los demás, ponen pasión en lo que hacen y se enfocan en entregar su trabajo a tiempo.
  • Personas que multiplican porque trasladan una forma de proceder y una visión ambiciosa que se traduce en que los demás se motiven y realicen soluciones alineadas e innovadoras. Personas que esparcen energía positiva a los demás y que los conducen a la acción.

Y ¿qué tienen en común esas personas que suman o multiplican? Todos ellos coinciden en tener una actitud que considero clave para el éxito de cualquier proyecto tanto personal como profesional que se ponga en marcha: el OPTIMISMO INTELIGENTE

“Un optimista ve una oportunidad en toda calamidad, un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad.”
-Winston Churchill-

Y antes de seguir dejemos claro que significa optimismo. Según el diccionario de la Real Academia Española (RAE) lo presenta como la predisposición a entender y a analizar la realidad desde su aspecto más positivo.

Sin lugar a dudas el optimismo ha sido una palabra muy maltrada, llegando a considerarse una actitud propia de adolescentes o de personas poco maduras e inconscientes. Por contra, hasta hace relativamente poco, los pesimistas, considerados como realistas, solían tener buena fama. Esto se basaba en la creencia de que las cualidades propias de un pesimista ayudaban a anticiparse a cualquier desastre o contratiempo, puesto que estaban mejor preparados para afrontar situaciones críticas.

Por este motivo en los últimos años se habla del optimismo inteligente para diferenciarlo del optimismo ilusorio. Algunas personas confunden el optimismo con el idealismo, es decir, no tienen los pies en el suelo, no son conscientes de sus propias posibilidades o de su situación actual, ven la vida de color de rosa…y nada más alejado de la realidad del optimismo que estamos tratando.

No es suficiente creer que algo es posible para que suceda. Sin duda, hace falta algo más, y ese más, implica entender que el optimismo inteligente debe basarse en la realidad. El verdadero optimista inteligente es aquel que no deja de lado su situación presente y valora las posibilidades de alcanzar un reto desde las circunstancias concretas y jamás niega la realidad. Especialmente, porque te hace entender que si de verdad deseas una meta, entonces, tienes que luchar, apostar por ella y trabajar con todas tus fuerzas con un plan de acción para conseguirla.

“Si la oportunidad no toca, construye una puerta”

El optimismo inteligente no es genético, esto es una buena noticia en la medida en que se puede aprender, enseñar y mejorar, solo hay que querer cambiar y ponerse manos a la obra. ¿Y cuáles son los pilares que tenemos que trabajar?

  • Actitud de acción: date la oportunidad de actuar, cambia el “ es que..” por el “ tengo que” o “ quiero que”.
  • Actitud de cambio: confía en que las cosas van a salir bien, ten confianza en la potencialidad de tus actos.
  •  Obligación ética: No te niegues ni a ti ni al mundo la oportunidad de mejorar, además como otras actitudes el optimismo inteligente se contagia, así que contagia y déjate contagiar!!!

Nadie dijo que cambiar fuese fácil, pero no es imposible. Sólo es cuestión de entrenamiento, de ganas y lo encorsetado que este siendo el discurso en tu vida. Los motivos que te llevan a cambiar un hábito son personales, pero los beneficios de cambiar este son para todos.

Así que… ¡decide tu futuro y entrena tu optimismo!

Lánzate y construye la puerta de tus sueños

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