Los ZetaBites y la Parte del Colibrí

En este mundo, donde la cantidad de información disponible -en su inmensa mayoría digital- alcanza niveles que apabullan hasta al más aguerrido de los directivos, donde las palabras de moda son Big Data y ZetaBite, los profesionales con cierta edad –personalmente rebasé la barrera psicológica (y biológica) de los 40 hace un par de años- nos vemos confrontados con la necesidad imperiosa, y a veces agotadora, de vivir en proceso de “mejora continua”: reciclaje del conocimiento, adopción de nuevas herramientas, nuevas técnicas, nuevos códigos… nuevo, ¡todo!
Pues en este mundo nuevo y en constante proceso de cambio, y quizás por haber superado esa dichosa barrera psicológica, a veces uno se sorprende desplazando la mirada y la atención a fuentes de inspiración y sabiduría que nada o poco tienen que ver con internet: dicha fuente se podría resumir en algo que es casi conceptual y que podríamos denominar “las frases de mi abuela”, a falta de un nombre mejor, o de un nombre más fashionable.
¿Quién me hubiera dicho a mí que, tras años de arduo trabajo, de cuidar la formación y los idiomas, de vivir y trabajar hasta en 4 países diferentes, encontraría la inspiración en frases populares, dichos y cuentos, cuyo origen se ha de buscar en la memoria colectiva de pueblos dónde la sabiduría se atesoraba en las cabezas grises de los ancianos del lugar?
Por ello, y a pesar de correr el riesgo de parecer anticuado en este mundo “On-Line” (hace poco un buen amigo me dijo que tenía un perfil “Off-Line”, por lo que le dedico este post con todo mi cariño), os dejo un cuento sudamericano que he usado en innumerables ocasiones como herramienta motivacional para ciertos perfiles de colaboradores.
Se llama: La parte del Colibrí
Aquel día hubo un gran incendio en la selva. Todos los animales huían despavoridos. En mitad de la confusión, un pequeño colibrí empezó a volar en dirección contraria a todos los demás. Los leones, las jirafas, los elefantes… todos miraban al colibrí asombrados, pensando qué demonios hacía yendo hacia el fuego. Hasta que uno de los animales, por fin, le preguntó: “¿Dónde vas? ¿Estás loco? Tenemos que huir del fuego”. El colibrí le contestó: “En medio de la selva hay un lago, recojo un poco de agua con mi pico y ayudo a apagar el incendio”. Asombrado, el otro animal sólo pudo decirle: “Estás loco, no va a servir para nada. Tú solo no podrás apagarlo”.
Y el colibrí, seguro de sí mismo, respondió: “Es posible, pero yo cumplo con mi parte.”
A menudo los problemas de las organizaciones se solucionan con ZetaBites de información, pero casi más a menudo, basta con conseguir que todos y cada uno de los componentes de esa misma organización adopten la actitud del diminuto pájaro.
Es así de simple, y así de complicado: como todo aquello que atañe a las PERSONAS.
Un saludo,