La continuidad de los negocios a partir del 2020

Este año está resultando más convulso de lo que muchos podíamos prever cuando lo iniciamos en enero. El efecto de la pandemia y un confinamiento enmarcado en un estado de alarma, ha establecido un nuevo paradigma: una nueva forma de enfocar nuestra realidad.
Inmersos en pleno escenario VUCA, resulta crítico para el personal directivo enfocarse hacia desarrollar una adecuada capacidad de sobreponerse a las adversidad al mismo tiempo que mantenemos confianza positiva en las partes interesadas (personal, clientes, proveedores y Sociedad, entre otros). En definitiva, debemos desarrollar la resiliencia.
En el presente artículo abordaremos tres aspectos clave para impulsar nuestra organización de forma que pueda hacer frente a estos nuevos desafíos.
Continuar priorizando la seguridad de las personas
Asegurar la seguridad y el bienestar de los colaboradores resultará una labor crucial para poder garantizar una operativa a largo plazo. Las personas solemos mirar a nuestros líderes, tanto en el ámbito profesional como ciudadano, en busca de respuestas. En este sentido, un adecuado liderazgo es una pieza clave para que las compañías sobrevivan y puedan proteger el talento que las componen.
Dependiendo del sector, las empresas establecerán nuevas políticas y distribuciones del trabajo para mantener unas condiciones adecuadas de salud y seguridad.
En ocasiones, será necesario reimaginar el entorno laboral, estableciendo nuevos parámetros y nuevos paradigmas que permitan aprovechar todo el talento de las organizaciones.
Adecuar la estrategia, considerando la continuidad de negocio
Se espera que la mayoría de las empresas experimenten nuevas interrupciones relevantes en su operativa, que puede perjudicar incluso el rendimiento durante nuevos brotes o confinamientos. El impacto en la cadena de suministro tensará con dureza los aprovisionamientos y la logística de muchísimas organizaciones, las nuevas necesidades de intensificar el teletrabajo supondrá un impacto importante en la plantilla y el estado de salud de partes interesadas como clientes o proveedores trasladarán ciertas exigencias administrativas y económicas.
En este contexto, resulta fundamental establecer acciones para evaluar y priorizar la liquidez a corto plazo, aumentar el rigor y la profundidad en la evaluación de riesgos y establecer alternativas de continuidad en caso de que sucedan contingencias.
Resulta vital reconsiderar la estrategia de las compañías, acorde a esta nueva normalidad, redefiniendo prioridades y estableciendo proyectos específicos que generen una respuesta actualizada y eficaz a las nuevas reglas del juego.
Reforzar la ciberseguridad y la continuidad de los servicios IT
Uno de los aspectos que se han visto reforzados, lamentablemente, durante la pandemia del COVID-19 ha sido las necesidades de reforzar la ciberseguridad y la capacidad de las empresas de dar respuesta a contingencias de su infraestructura tecnológica.
Casos recientes como el ataque de ransomware sufrido por Garmin y el ataque de ransomware sufrido por Canon, ponen de manifiesto que este tipo de ciberincidentes no dejará de aumentar año tras año. Y el reciente caso de brecha de seguridad filtrando datos personales sufrido por la prestigiosa organización SANS, demuestra una vez más que nadie está a salvo de un problema similar.
Disponer de medidas adecuadas para asegurar la ciberseguridad y la continuidad del negocio en caso de una catástrofe resultará cada vez más un aspecto crítico de cualquier estrategia corporativa, independientemente del tamaño y del sector de las empresas, si desean tener una adecuada resiliencia informática.
Muchos expertos de diferentes ramas del conocimiento están afirmando que este año 2020 representa un punto de inflexión en muchos aspectos, tanto para nuestra vida personal como profesional. Todo apunta a que ciertos cambios que hemos experimentado en los últimos meses serán estructurales, más que circunstanciales, y que esta nueva normalidad ha venido para quedarse.
En este nuevo contexto, resulta crítico que nuestro tejido empresarial potencie su capacidad de resistir la adversidad a través de generar resiliencia, potenciar el liderazgo, adaptar la estrategia y proteger la continuidad del negocio.